Historia

„Ferien” yHeim” (“Vacaciones” y “Hogar”) son las palabras que componen el nombre de este hermoso espacio que en todos quienes lo conocen evoca memorias alegres e inolvidables. Es, en cierta manera, el segundo hogar del colegio en medio de la naturaleza, lugar de descanso, de encuentro y convivencia en la comunidad escolar, epicentro tradicional de la celebración “Kermesse”, y mucho más. Generaciones de familias del DSV no pueden hablar del Colegio Alemán sin mencionar el querido “Ferien” que los ha recibido y los sigue recibiendo con su bosque de frondosos y centenarios árboles, servicio gastronómico y hospedaje.

¿Cómo el Colegio Alemán llegó a adquirir este hermoso trozo de naturaleza ubicado en la ciudad de Limache?

La historia cuenta que desde que se fundara el Colegio Alemán hace más de 160 años atrás, sus directivos buscaban un lugar apartado de la ciudad donde desarrollar actividades recreativas y académicas, lejos de las salas de clases. Recurrentes eran las excursiones a los interiores y, en especial, a Limache por parte de la colectividad alemana.

La propiedad del “Ferienheim” perteneció, en primera instancia, a doña Isidora Goyeneche de Cousiño, esposa del acaudalado empresario del carbón, y pasó después a manos de un alemán llamado Gustav Adolf Hoermann. La familia de este último vivió en esta propiedad por casi 54 años y es ella la que construyó una casona y plantaron buena parte de lo que es hoy el parque.

¿Cómo llegó a manos del Colegio?
En los archivos del colegio se encuentran dos versiones con un mismo denominador común: Walter Bade

Versión 1: Walter Bade, presidente del Directorio del Colegio Alemán entre 1915 y 1921, motiva a varios miembros de la colonia alemana a dar aportes en dinero y así el Colegio adquirió la propiedad del señor Enrique Hoermann. Diversos documentos y anuarios que atesora el Colegio de esa época, muestran como prueba la lista de los donantes.

Versión 2: Ésta es la versión más conocida dentro de la familia escolar actual y la que se transmitido de generación a generación.

Adolf Wilckens, rector subrogante del Colegio en aquella época y que estuvo en la transacción de la quinta a manos de la institución, recoge sus memorias en una autobiografía. En ella menciona que Walter Bade había adquirido la quinta y la donó al Colegio en recuerdo de sus dos hijos, Hugo y Walter, quienes fueron enviados – junto con 65 otros alumnos- a Alemania para combatir por su patria en la Primera Guerra Mundial el año 1914 y de los que 18 fallecieron, entre ellos Hugo y Walter.

En su legado, Walter Bade menciona la ausencia de sus hijos y comenta lo mucho que le agradaría “volver a escuchar risas y ver los juegos de los niños”. Además, menciona que desea invitar a toda la colonia alemana para que entreguen aportes para la casa quinta que les permita ser parte de la colectividad y, por ende, la sientan como suya.

Sea cual sea la versión, Walter Bade es indiscutidamente el artífice de que este terreno esté íntimamente ligado a la vida de tantas generaciones del Colegio Alemán de Valparaíso y que en 2018 cumplió 100 años, acompañando nuestra vida escolar.