Es war ein rundes Jahr für unser Basketballteam, Kategorie «Intermedia». Nach einem Semester voller Anstrengungen und Erfahrungen konnten wir unsere Ziele erreichen, indem wir den 1. Platz in einem von der Scuola Italiana und ADECOP organisierten Treffen belegten.
In einem Dreieckstreffen, das von der Scuola Italiana organisiert wurde und an dem drei Schulen teilnahmen, konnten wir den 1. Platz belegen, nachdem wir die SEK-Schule und die organisierende Schule besiegt hatten. Diese Begegnung wurde im Rahmen des gesunden Wettbewerbs organisiert und um Erfahrungen für unsere Spieler zu sammeln.
In der folgenden Woche erreichten wir den 1. Platz im ADECOP-Wettbewerb, nachdem wir den letzten Homerun erreicht hatten, und wir hatten eine Woche voller Spiele, um Meister zu werden.
Wir laden Sie ein, die Eindrücke unseres Spielers und Kapitäns des Basketballteams zu lesen (Spanisch):
“Desde pequeños sabemos que ganar el campeonato ADECOP no es fácil, ya que para ello hay que superar a grandes equipos. Nuestra historia parte en 5° Básico, cuando un grupo de niños con ganas de jugar Básquetbol se juntaron en el gimnasio del colegio. Ese mismo año empezó nuestra selección, la cual llego a su primera final contra el equipo del colegio Patmos. Por su experiencia, el colegio Patmos llegó a la final, dejándonos con un sabor de amargura. La historia se repetiría los años siguientes. Jugando un buen Básquetbol, llevábamos al colegio a la final del campeonato ADECOP, pero Patmos nos superaba cada vez.
Este año 2018 empezamos con un gran equipo, jugadores destacados en sus clubes e importantes para el colegio. Pero además de solo compañeros de equipo, nos consideramos hermanos, una familia. Después de campeonatos en los que ganamos experiencia y nos consolidamos como equipo, llegó el momento, en el segundo semestre de este año.
En nosotros solo rondaba una frase, ganar ADECOP, ganar a Patmos, pero para ello teníamos que jugar a nuestro máximo nivel y demostrar lo que valíamos. Bueno, empezó, grupos hechos, horarios confirmados, solo quedaba jugar los partidos.
El primer encuentro fue frente al Liceo Parroquial San Antonio, era el primer partido juntos después de un tiempo, la química seguía en buen nivel y logramos superar ampliamente a nuestros rivales. A la semana siguiente, jugamos frente al Colegio María Auxiliadora, nuevamente logramos alcanzar el triunfo, de la mano de nuestro buen juego colectivo. Llegó nuestro tercer encuentro frente al Seminario San Rafael, un partido que se veía abordable, pero terminó en lo no pensado. La falta del plantel entero nos perjudicó y fuimos derrotados. Nuestras intenciones de clasificar primeros de grupo empezaron a complicarse. Pero ante esto es donde se ven los equipos de verdad, aquellos equipos que, con todo en contra, salen a la luz. Nosotros pertenecemos a ese grupo de equipos. El último partido de fase de grupos fue frente al colegio Aconcagua que venía demostrando un buen nivel. Nosotros necesitábamos ganar con 30 puntos de diferencia para quedar primeros del grupo. Todos sabíamos que teníamos que ganar para estar un paso más cerca de nuestro sueño. Al empezar el partido, el marcador estaba ajustado, pero con nuestras ganas de ganar y nuestro espíritu luchador, nos quedamos con la victoria. Un 58-25 a favor nos ponía en el primer lugar del grupo, clasificándonos al cuadrangular final del campeonato.
Solo bastaban tres partidos para alcanzar nuestro sueño, pulgada a pulgada teníamos que alcanzar el objetivo, necesitábamos de todos los jugadores para lograrlo. Con equipo completo afrontamos el primer partido ante el colegio Saint Pauls y una victoria cómoda fue lo que obtuvimos. Al día siguiente jugábamos en casa frente al colegio Aconcagua. Con nuestro público a favor, el partido se mantuvo intenso los 40 minutos. Después de un peleado encuentro, nos quedamos con la victoria. Solo quedaba el último paso para conseguir el campeonato, la emoción y epicidad rondaba en nuestras cabezas.
No era cualquier día, podíamos ganar como equipo o desmoronarnos. La final la queríamos ganar. Desde que despertamos, empezó la concentración hasta las tres de la tarde, hora de inicio del partido. Este último capítulo sería en la cancha del colegio Patmos, frente a este mismo colegio que en tantos campeonatos nos había ganado.
Empezó el partido, Patmos nos llevaba la delantera, no sabíamos qué pasaba, los tiros no caían, las bandejas salían del aro, no podíamos meter el balón. A la mitad del partido el ALEMÁN perdía por 2 puntos. Teníamos que entrar en razón, no podíamos dejar pasar otra final. Todo cambió, empezamos a jugar en equipo, con sacrificio y sudor, nos empezamos a escapar un poco en el marcador, estábamos jugando nuestro estilo Básquet y no el del Patmos, la victoria se veía cercana.
Últimos minutos y ya superábamos a nuestro rival, sabíamos lo que significaba, vivimos para alcanzar nuestro sueño, dejamos de lado nuestro miedo más profundo que era el fracaso y fuimos felices jugando nuestro partido.
Se acabó, el Alemán fue campeón, quedamos sin reacción, mirándonos unos a otros, por fin éramos campeones, atónitos nos abrazamos unos a otros y mojamos a nuestro entrenador Caludio Paredes con Gatored por la victoria.
Esa noche dormimos sabiendo que los sueños se vuelven realidad y que sin sacrificio no hay victoria.
Quiero agradecer a Claudio por la campaña que realizamos, a mis compañeros, mis hermanos, por la calidad y entrega demostrada en cada encuentro. Quiero decirles gracias, gracias por hacer realidad lo impensado, me despido“.
Benjamín Retamal, Capitán Selección de Básquetbol