Artículo de Adolf Wilckens, vicerrector del Colegio Alemán de Valparaíso, año 1937
Una hora demora el viaje en tren desde Valparaíso al pueblo de Limache. El trayecto no es cansador, al contrario, los variados paisajes van pasando frente a nuestros ojos y cada escena a su modo es bonita.
La línea férrea nos lleva bordeando el mar hasta Viña del Mar, pasando entre jardines, mansiones y mucho verdor, más hacia el interior divisamos a lo alto de los cerros las primeras Palmas Chilenas llegando luego a un lugar llamado El Salto. Seguimos nuestro rumbo y nos detenemos en Quilpué, la llamada ciudad del sol, pasamos por Villa Alemana y Peña Blanca, todo el valle es bastante seco y pedregoso y gracias al trabajo humano que cultivó jardines y viñedos se ha enverdecido y el aparentemente desolador desierto ya ha recobrado verdor; de pronto aparece un pequeño arroyo junto a la línea férrea: es la separación del desierto que hay detrás de nosotros y del oasis corporal que vemos ante nuestros ojos. A la derecha y a la izquierda hay verdes praderas, cientos de cabezas de ganado pastando en apacible silencio; una gran plantación de nogales seguidos por extensos potreros y campos de hortalizas pasan frente a nuestra vista. Finalmente nos encontramos con jardines llenos de flores y árboles frutales. Hemos llegado al valle de Limache.
El tren se detiene. Nos bajamos y después de unas cuadras nos encontramos frente al “Ferienheim” propiedad de los alemanes de Valparaíso. Se abre una puerta. Ingresamos a un gran jardín, que está rodeado de edificios en forma de herradura. Hay más de cuarenta habitaciones, algunas de las cuales están destinadas para los alumnos del Colegio Alemán, mientras que el resto de las piezas son para los miembros de la colonia. Un gran jardín rodea al Ferienheim (hogar de vacaciones). Un Ciprés se eleva hacia el cielo, más allá se divisa una Araucaria, grandes Palmas Chilenas crecen plácidamente y entremedio hay variados bambúes. Flores multicolores nos acompañan durante todo el camino. Incluso podemos encontrar los bellos copihues de color púrpura, tan raros para esta zona y que brillan entre el oscuro follaje de los árboles que los protegen.
Fue durante la Primera Guerra Mundial donde muchos exalumnos del Colegio Alemán de Valparaíso fueron voluntariamente a la guerra para luchar por la libertad de Alemania, muchos de ellos lamentablemente perdieron su vida. El dolor de sus padres y de toda la colonia alemana fue grande. La guerra continuó y trajo más y más odio y enemistad. En esa época aún no existía el Ferienheim. Uno de los alemanes avecinado en Valparaíso, Walter Bade, decidió crear una obra de amor. No escatimó sacrificios para llevar a cabo su idea, se ganó amigos y adeptos para ello y así surgió el hogar de vacaciones llamado Ferienheim. Un sencillo monumento conmemorativo lleva los nombres de todos los ex alumnos del Colegio Alemán de Valparaíso que combatieron. (Nota de la traductora: detrás de los nombres donde aparece una cruz, son los caídos en la guerra.
El Ferienheim es propiedad del Colegio Alemán de Valparaíso y fue donado a los jóvenes alemanes para que puedan disfrutar y sentirse felices en ese lugar. El deseo de su creador se ha hecho realidad y los alemanes de todas las generaciones de Valparaíso han llegado a amarlo. Si alguien visita Valparaíso, recomiendo ir a este lugar. Entonces podrá imaginar lo hermoso que es jugar allí y las horas felices llenas de exuberancia que vive la juventud. Que le cuenten de su piscina y de la vida y el ajetreo en ella durante la calurosa temporada de verano. Sí, todos se sienten felices en el Ferienheim y jamás se quieren ir. Pero vienen otros invitados y llega la hora de la despedida. Todos ya están pensando en volver a visitarlo el año que viene.
Cuando visite el Ferienheim, alguien le podrá mostrar las instalaciones y lo paseará con alegría y orgullo visitando los amplios huertos, los cientos de árboles frutales que dan duraznos, naranjas, manzanas y peras y entenderá el porqué los alemanes de Valparaíso sienten que tienen un hogar en Limache. Las viejas y gigantes Palmas Chilenas se elevan hacia el cielo y son testigos de la historia. La vista se desplaza desde aquí hacia la llanura, hacia el pequeño estero y en el valle del frente, hacia las verdes montañas, se puede divisar a la distancia el Cerro La Campana que recuerda las montañas de Alemania.
Adolf Wilckens
Vice-Rector Colegio Alemán de Valparaíso 1901 – 1920
Texto Escolar: Zwischen Weltmeer und Anden
Lesebuch für die deutschen Schulen in Chile 1937
Bearbeitet von F.Bitzkat, 2. Auflage
Herausgegeben vom Lehrerbund und dem Verein deutscher Lehrer in Chile