La atención consiste en concentrarnos de forma selectiva y sostenida sobre uno o más estímulos. Este tipo de atención requiere un enorme gasto de energía, por esa razón, el mantener el foco de atención de forma sostenida exige un gran esfuerzo y produce un efecto agotador sobre nosotros.
La habilidad de concentrar nuestra atención de forma sostenida y consciente la empezamos a desarrollar a partir de los 3-4 años y requiere que nos resistamos a las distracciones de otros estímulos del entorno. El aprendizaje está altamente relacionado con este tipo de atención, ya que nos permite retener la información durante el tiempo necesario para relacionarla con otros conocimientos previos y guardarla en nuestra memoria.
Te desafiamos ahora a enfocarte en lo que te piden las actividades y no cambiar el foco a lo que ocurre en tu entorno… ¡sólo si es algo muy importante!
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