Publicado en: Sección Eduación, “El Mercurio”
06 de abril de 2020
No temer a poner reglas, intentar generar conversaciones en vez de sermones y preocuparse no solo de evitar los malos ejemplos, sino de potenciar los buenos, son sugerencias para quienes desconfían de la tecnología en manos de los niños.
El uso de la tecnología por parte de niños y adolescentes es un tema que tiende a generar debate. ‘Estamos expuestos a mucha información que nos dice que la tecnología es buena, mala o el mismo demonio. Oímos y leemos noticias (sobre ello); hablamos con padres y profesores sobre si genera adicción, si los niños están distraídos y de cómo protegerlos de los peligros. Todo el mundo está opinando y es difícil encontrar el silencio que hace falta para realmente pensar en lo que necesitan nuestros hijos’. Con esas palabras abrió su conferencia María Zabala, especialista en familia y tecnología, además de miembro del Instituto de Ciudadanía Digital de Estados Unidos, ante la audiencia digital que la escuchaba.
Desde su casa en España y a través de una videoconferencia organizada por la Fundación Botín, la especialista transmitió ideas para ayudar a calmar la ansiedad que muchas veces provoca en los apoderados el uso de pantallas por parte de los niños. Ante la cuarentena por el avance del covid- 19, el tema cobra especial relevancia considerando que muchos escolares hoy estudian con ayuda de un computador o entretienen sus tardes mirando el celular. Un primer consejo de Zabala para disminuir la ansiedad de los adultos es entender que poner normas en relación al uso de pantallas no está mal. ‘Lo hacemos con todo el resto de la educación que les damos: ponemos una serie de normas para que creen una serie de costumbres’, dice.
En el caso de la casa, podrían ser cosas como indicarles que deben hacer la cama o lavarse los dientes. En el caso de internet, podría ser llegar a un acuerdo sobre las horas en que se usa o las conductas que se tienen que tener al usar redes sociales. ‘Prevenir pasa por generar buenos hábitos de conducta’, concuerda Soledad Garcés, directora de la Fundación para la Convivencia Digital. Para explicarlo, ella usa el ejemplo de hacer dieta: cuando se quiere bajar de peso, se establece un horario y se tiene claro que hay ciertas comidas prohibidas.
De vez en cuando y si antes se discute con el nutricionista, se pueden hacer excepciones y un día comerse un dulce. En su charla, Zabala también destacó que tener normas no supone solo dar sermones a los hijos, sino que generar conversaciones. ‘Muchos dicen que sus padres les reclaman que pasan mucho tiempo con pantallas o les comentan la noticia que ha salido sobre lo peligroso que es un juego. Tendemos a hablar mucho hacia nuestros hijos sobre la tecnología, pero no tanto a hablar con ellos sobre esa tecnología que tanto les gusta, ni mucho menos a escucharles contarnos por qué les gusta tanto’.
Para Soledad Garcés, esto podría tener relación con que ‘muchos papás no tienen ese concepto de emoción o significancia. Pocas veces tienen una experiencia emocional con la tecnología, porque suelen solo ocuparla para trabajar’, comenta. Otro punto importante para Zabala pasa porque los papás sepan ser ejemplos. ‘La sociedad nos habla siempre de no dar un mal ejemplo. Nos dicen que cómo vamos a esperar que (los niños) no tengan el celular en la mesa si uno lo tiene.
Y es verdad que no hay que dar un mal ejemplo, pero es mucho más importante ser capaz de dar buen ejemplo con la tecnología’. En ese sentido, importa no hablar mal de otras personas a través de plataformas digitales, o no publicar contenido relacionado con los hijos sin antes preguntarles. Igual de necesario es enseñarles el mundo digital de acuerdo a su edad —hay entornos web especialmente diseñados para niños y existen versiones kids para plataformas como Netflix, YouTube o Spotify—, fomentar actividades digitales acorde a sus aficiones y alabar sus logros tecnológicos, a diferencia de llamarles la atención solo para retarlos. En este sentido, se puede celebrar un comentario positivo que le escribieron a alguien en línea, o que dejen de lado los videojuegos cuando tienen examen.