Quisimos entrevistar a nuestra profesora de Enseñanza Básica, Carolina Arévalo, quien vivió por un año en Hasbergen, en el estado federado de Baja Sajonia, Alemania (de febrero de 2020 a febrero de 2021) para participar del programa de intercambio PAD Weiterbildungsprogramm für Deutschlehrer. En años anteriores, nuestro colegio ha participado de este intercambio, profesoras han viajado por un año y otras por 3 semanas a Alemania.
Éste es un programa de perfeccionamiento que permite a los profesores de todo el mundo conocer el sistema educativo alemán y la vida cotidiana, de modo que puedan transmitir una imagen actualizada de Alemania cuando regresen a sus países de origen. Para los colegios alemanas de acogida, los profesores extranjeros son una interesante oportunidad de intercambio cultural y un enriquecimiento para el personal docente.
La profesora Arévalo, que fue una de las 34 personas participantes, nos cuenta sobre esta gran experiencia que fue hacer clases en un colegio en Alemania, conocer e intercambiarse sobre métodos educativos, cómo vivió la pandemia en Alemania y las distintas vivencias que tuvo con su familia en ese país (su marido y sus hijos María Rosario de 13 años y Felipe de 9 años).
¿Cuáles son los objetivos del programa PAD?
En este programa se nos muestra las distintas realidades culturales que está viviendo Alemania en estos momentos, sobre todo con la situación actual de los refugiados. Nos enfrentamos allá a la realidad de niños que no manejan el idioma, ya que en sus casas solo hablan su lengua materna. Por lo tanto, el colegio cumple un rol muy importante para insertar a estos niños en la sociedad alemana. Ahí entramos nosotros con nuestra experiencia para ayudar a enseñar el idioma como segunda lengua en un colegio que se nos asigna. El programa, como bien lo dice, es un intercambio de experiencias. Uno aprende metodologías, conoce material de apoyo, trabaja en equipo con los colegas alemanes y ellos aprenden de nosotros de nuestra experiencia enseñando una segunda lengua. El programa trata que nos insertemos en la sociedad alemana también. Se nos recomienda juntarnos con los colegas o con familias alemanas para aprender y perfeccionar el idioma, conocer costumbres y cultura.
¿Cómo fue el itinerario de actividades a lo largo del año?
Comenzamos en febrero de 2020 con un seminario de introducción que se realiza en la ciudad de Bonn. Posteriormente, nos trasladamos a las distintas ciudades y los colegios en los que nos tocó enseñar. En mayo nos volvimos a reunir en Berlín (Zwischentagung) y nos dieron el procedimiento para preparar el retorno a nuestros distintos países. También debimos desarrollar un proyecto en el colegio, escogiendo el curso, la asignatura y el tema. Ese proyecto debe ser presentado en forma escrita y luego, en Bonn, a todos los colegas del Programa. Además tuvimos que elaborar tres reportes anuales sobre la experiencia de cada uno. Todo lo anterior aparte de las 20 horas de clases que por obligación se debe realizar en cada colegio.
¿Cómo fue el colegio en que le tocó hacer clases? ¿Qué curso/s y asignaturas enseñó? ¿En qué otras áreas participó?
En mi caso, nos tocó vivir en Hasbergen, a 10 km de Osnabrück, en Bajo Sajonia. El colegio que me tocó fue la Grundschule Hüggelschule (colegio que ofrece el nivel de Enseñanza Básica). Yo estaba a cargo de la asignatura de Matemática en Primero Básico, también fui profesora jefe de un curso y formé parte de un equipo especial para apoyar la enseñanza del alemán, ya que habían muchos extranjeros que no manejaban el idioma. También estuve a cargo de la asignatura de Sachunterricht (Ciencias Sociales) para los Segundos Básicos. Por otra parte, desarrollamos el plan tutorial DAZ para enseñarles a los niños el idioma alemán. Para mi, el colegio fue muy entretenido. Ellos reciben frecuentemente a profesores extranjeros que en sus países enseñan alemán («Ortslehrerkräfte»), por lo que tienen todo organizado para nuestra llegada. Nos esperan con un departamento equipado para toda familia a solo 5 minutos del colegio y con todo lo necesario para llevar un año tranquilo y cómodo. Es un colegio pequeño que cumple con todas las necesidades para la comunidad. Ellos también tienen el sistema Hort, para aquellos niños que necesitan una jornada más larga de colegio, ya que los papás trabajan. Los niños se quedan después de clases con profesionales que los acompañan a la hora de almuerzo, tareas y juegos hasta las 16:00 hrs. Eso es pagado por los mismos apoderados, pero el colegio presta el espacio para que se pueda realizar estas actividades. También tienen un gimnasio para actividades deportivas de invierno y una multicancha para actividades de verano.
La ciudad de Hasbergen se ubica en el estado federado de Baja Sajonia, al noroeste de Alemania.
¿Cómo le tocó allá la situación de pandemia? ¿Su colegio tuvo que cerrar y pasarse a modo online?
Nosotros alcanzamos a tener en clases presenciales hasta abril y mayo, cuando nos pasamos a una modalidad de Homeschooling, pero trabajando a modo de un plan semanal (Wochenplan). Pero se ofrecía la posibilidad a aquellos apoderados, que tenían trabajos esenciales para la sociedad (salud, policías, farmacias, etc.) que sus hijos asistieran al colegio, lo cual fue organizado como Notbetreuung. En ese caso, los alumnos no tenían clases, sino que debían trabajar en su Wochenplan entregado por su profesor jefe y con tiempos de acompañamiento durante su jornada de 8:00 a 12:30 hras. Yo estuve trabajando abril y mayo en esta Notbetreuung y luego en junio entramos a clases presenciales nuevamente. El segundo semestre tuvimos clases presenciales hasta las vacaciones de Navidad y de regreso de las vacaciones hubo modalidad semipresencial, modalidad que aún están utilizando en los colegios en Alemania.
¿Cómo fue la experiencia de vivir un año con toda la familia en Alemania? ¿Cómo fue la vivencia de sus hijos allá?
La experiencia como familia y profesional fue maravillosa. Siempre había sido mi sueño poder vivir con mis niños allá. Yo había estudiado en Hamburgo en la Universidad y sabía que para ellos iba a ser un gran crecimiento personal, emocional y también en el aprendizaje del idioma, expectativas que se cumplieron totalmente. Conocimos muchos lugares de Europa maravillosos, aprendieron y vivieron la historia de una manera distinta, aprendieron a ser más empáticos, a conocer otras razas, culturas e idiomas. Podría nombrar una lista interminable de todo lo que pudimos ver, aprender y vivenciar. Es una experiencia que se la recomiendo a todos. Y si Dios quiere y los tiempos mejoran, espero que un futuro cercano mis hijos vuelvan a estudiar allá, vuelvan a reencontrarse con sus amigos y vuelvan a reencontrarse con ese maravilloso país y su gente que nos recibió con los brazos abiertos, nos entregó lo mejor que tienen. Tenemos ahora un grupo de amigos alemanes en nuestro corazón.
Agradecemos a la profesora Arévalo por la entrevista.
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