Compartimos con la comunidad escolar la noticia del sensible fallecimiento de Klaus-Dieter Bergmann, Director de la Deutsche Schule sede Quilpué entre los años 1978 y 1984. El Colegio Alemán Quilpué funcionó desde 1864 hasta el año 2004. Más información en Historia Escolar.
El Sr. Bergmann nació en Goldap -la actual Polonia- el 25 de junio de 1934. En 1945 huyó del avance del frente hacia el Oeste, y la familia se instaló en Minden, Renania del Norte-Westfalia. En 1954, comenzó a estudiar en Bielefeld, donde conoció a su señora, con quien se casó en 1958. Ambos eran profesores y empezaron a trabajar en Westfalia. Posteriormente, fueron al extranjero, a Barcelona y regresaron por unos breves años a Westfalia.
En 1978 el Sr. Bergmann viajó con su familia a Chile para asumir el cargo de director del Colegio Alemán de Quilpué, hasta 1985, año en que regresó a Alemania. Permaneció en Renania del Norte-Westfalia hasta su jubilación en 1997 y fue director de la Birger-Forell-Realschule de Espelkamp. El 16 de marzo de 2022 el Sr. Bergmann falleció en el hogar de ancianos de la ciudad de Lübbecke en Alemenia, donde vivía con su señora desde 1994.
Sobre sus años en Chile y en el DS Quilpué…
Su hija, Astrid Bergmann, nos ha querido compartir su experiencia de cuando como familia vivieron en Chile. «Fue una época muy feliz. Mi padre -y mi madre y yo también- nos sentimos muy cómodos en Quilpué y disfrutamos de la convivencia familiar y amistosa en Quilpué. Teníamos muchos amigos y dejar Chile fue muy amargo y doloroso para todos. Dos años después, en 1987, volvimos a Chile por unas semanas, y mi padre dijo: «Es como volver a casa». Hasta el final, siempre recordamos con gusto a Chile, Quilpué, el Colegio Alemán y especialmente a todos nuestros amigos de allí, y con frecuencia miramos muchas fotos. En su último acto en el patio del Colegio Alemán de Quilpué como director, mi padre izó la bandera chilena.»
Exalumnos recuerdan al Sr. Bergmann
Les compartimos testimonios que gentilmente nos hicieron llegar exalumnos de la generación 1982 de Quilpué, recordando a su querido director. Agradecemos a la profesora Patricia Péndola por facilitarnos estos testimonios:
«En una humilde opinión, el rector más cercano y empático. Era buena onda. Lo que realmente significa buena onda. Yo lo quería mucho. Muy de piel. Que era raro para un rector. Eso siempre se agradece». (Jorge Olguín)
«¡Qué pena! Tengo muy buenos recuerdos de él. Un excelente profesor y persona». (Roberto Barroso)
«Recuerdo que cuando estábamos en segundo medio, nos contó alguna vez que había estado conversando con unos maestros de la construcción del lado. Le llamaba la atención que se quedarán conversando después de la pega. Le impresionó, creo yo, el compañerismo, la disposición que vio en esos sencillos trabajadores, de compartir unos momentos, unas anécdotas, risas y uno que otro cigarro.» (Patricia Péndola)
«Yo me reí mucho con la historia de la aduana. Al responder al señor de la aduana en el aeropuerto si traía algo para declarar, le dijo que no, solo una bomba (con su debida pausa). Para luego aclarar que se trataba de una bomba para la piscina. Es que le gustaba ese juego de palabras. Era pensado como broma. Claro que ya se había armado un pelotón para tratar de manera muy especial tal maleta y por poco lo llevan preso. En el aeropuerto, no lo encontraron tan divertido. Lo mejor es que cuando nos contó tal historia, el que más se reía era él mismo. Tenía esa manera de contar las cosas con una emoción especial en que uno se deja llevar y caía en la misma emoción. No dejaba de preocuparse nunca, también al terminar las clases. Y siempre con una sonrisa(…). Es que también fue su forma de contar las cosas. Al hablar el ya se sonreía de antemano y ello le hacía (son)reír a los demás. (Bettina Valin).
«Sí, era muy humano, cariñoso y cercano a sus alumnos. Llegó cuando estábamos en 8º Básico». (Verónika Miethe)